24 ago 2011

Visitar Limón

A uno le da mucha tristeza que habla cuando uno habla con la gente y le dicen que no vienen a Limón porque hay mucha droga y delincuencia, pero uno les dice que en Quepos y Jacó también pero dicen que aquí es peor. 

Encontré un comentario en un blog que decía que Limón es muy peligroso, que no se debe visitar, en el otro comentario un anónimo le decía que aquí se puede caminar a la hora que sea y no pasa nada, el otro comentario insultaba al primero y luego le ofrecía una cabina barata. 

No puedo debatir contra los argumentos sólidos, la marcha en favor de Pascal, las noticias de extorsiones, corrupción judicial, huelgas, asesinatos, balaceras y decomisos de drogas, reflejan lo que aquí se vive. 

Cuando uno habla con la gente le dicen que se tire para síndico o regidor, pero la verdad es que para algo así hay que tener mucho dinero, además los partidos tradicionales tienen demasiados compromisos y de nada vale que uno llegue a tratar de hacer propuestas. 
Para mi esta tierra donde nací tiene algo muy especial y no cerraré mis ojos sin antes ver que el esplendor que nos han robado sea devuelto. Limón siempre ha sido pobre, pero eso no es sinónimo de violencia y vagabundería. 

El verdadero liderazgo que cada limonense quiere está en su interior, no se trata de perseguir a los diputados que ofrecen bonos o los sindicalistas que dicen ayudar para entrar en Japdeva o Recope. Por necesidad se puede aceptar un puesto pero al final de cuentas no juzgo, pero también creo que la conciencia no se vende.

Un día despertaremos y vamos a limpiar la ciudad, pintarla, bañar a los indigentes, darle de comer a los hambrientos y construir un arcoiris. Creo que esta ciudad es de las más jóvenes del país y apenas está floreciendo, se ha querido marchitar pero nosotros la podemos regar y abonar.

De nada vale estar culpando la historia por nuestros fracasos, lo que le pasó a nuestros abuelos antillanos influye pero no nos puede determinar como si fuéramos predestinados.  Hay que ver Limón para adelante, trabajar, ayudar a los que quieren ayudar y salir de la indiferencia de callar contra los que nos quieren joder. Cuando pensamos en la provincia generamos bien común, eso al final de cuentas se devuelve de forma positiva a la vida de uno.

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