Una parte del territorio de los indígenas Keköldi se traslapa con una finca de un señor de apellido Mastroeni, o al revés, da lo mismo.
Según los eventos que cuenta La Nación los límites de la reserva se han movido en dos oportunidades gracias a decretos ejecutivos.
El daño ya está hecho, la confianza y tranquilidad del inversionista y los indígenas ya está afectada, tristemente ambos tienen razón y el único que se equivocó fue la oficina pública encargada de asesorar la redacción de dichos decretos.
Ambas partes se están defendiendo pero lo más seguro es que los indígenas lleven las de perder porque es lógico que tienen menos recursos e información para hacer valer sus necesidades, pero no me malentiendan, tampoco es que la tierra sea de ellos en calidad de "pobrecitos", me refiero a que si Limón centro ha sido excluido del desarrollo, Talamanca todavía más.
Pero tampoco es justo que todos nos vayamos a hacer molote para ayudar a los indígenas y sacar al señor, eso afecta la imagen de la provincia y entre empresarios se va a decir que no se puede hacer negocios aquí porque no se respeta y hay mucho revoltoso.
En el banquillo de los acusados no deben estar ni los indígenas ni el Mastroeni, tiene que haber un técnico responsable de cada error aunque al rato es la misma persona. Para mi no debe ir a la cárcel porque no pudo ser al propio, pero sí debería afrontar las consecuencias laborales del desorden que hizo.
Difícil es creer que se pueda recuperar la paz en la zona, alguien quedará con la sensación de que le jugaron sucio y fue víctima del Estado costarricense, pero el gobierno debería intervenir en vez de esperar que alguno de los bandos prense al otro.
Si no interviene el gobierno ahorita llega algún político populista o un quemallantas a hacer piñata con el descontento de la comunidad.
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