Durante
los años sesenta las explotaciones bananeras utilizaban el químico
nemagón para inyectarlo alrededor de las matas de banano. Ese trabajo lo
realizaron cientos de miles de personas en distintos países, sin
protección mínima, exponiendo su salud a un fuerte tóxico sin haber sido
alertados, sin dejar de lado que también esposas e hijos de
trabajadores que iban a dejar el almuerzo al bananal enfermaron.
Las primeras consecuencias se dieron
en la fábrica de Estados Unidos donde los empleados quedaron estériles,
pero siguieron trayéndolo a nuestros países, como si nada. Ya para 1980
la destrucción de la vida de muchos trabajadores estaba consumada.
Dentro de los problemas que generó
el nemagón hay muchos de salud en vista, piel, problemas gástricos, etc,
pero yo quiero hablar del desastres social de las esterilizaciones.
Algunos peones que ya tenían hijos sufrieron esta inaceptable
consecuencia por lo que el grave daño es "menos peor" que el de los
miles de trabajadores que no pudieron tener hijos.
En
el matrimonio de hoy alguna gente decide no tener hijos, pero antes era
casi una obligación, por lo que muchos trabajadores bananeros perdieron
a sus esposas, fueron expuestos socialmente por la infertilidad,
quedando atrapados en el alcohol, la depresión y la burla de los
ignorantes.
Uno de ellos cuenta que su novia le
pidió antes de la boda que se hiciera una prueba de fertilidad, ya que
la noticia del nemagón tomaba fuerza. El resultado fue desfavorable y la
muchacha canceló la boda, todo el pueblo y los familiares supieron la
causa. Este señor no pudo hacer vida en muchos años.
Ahora la Dole promociona en prensa
el acuerdo de indemnización como acto de justicia, pero aquí no
olvidamos los años de negativas, a la gente que le perdieron los papeles
de la Caja y no podían probar que fueron trabajadores y los chiquitos
que nacieron con defectos congénitos cuyas familias amaron en medio del
dolor, a puerta cerrada porque no había apoyo ni información. La
Compañía cansó a los trabajadores durante años, se burló de su dolor,
les dio la espalda y los desechó.
La Mamita Yunai todavía se cree
dueña de las exportaciones nacionales, socia del puerto que tiene a
medias con los sindicalistas que deshonran a Calufa, pero los hijos del
campo esperamos que el gobierno firme el documento de modernización para
dar la estocada a los que creen que todavía somos república bananera
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